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Cocina y conventos en Yucatán
Maní es el Pueblo Mágico más reciente de Yucatán; sin embargo, tiene cientos de años de historia y tradición. Ahí se asentaron los franciscanos al llegar al Mayab y también es el sitio en donde fray Diego de Landa realizó el Auto de Fe de Maní.
Doña Clotilde Poot es la cocinera tradicional más famosa en Maní. En su casa ofrece experiencias gastronómicas y por ello me invitó a preparar unos huevos encamisados con el maíz que cultiva, muele y nixtamaliza cada mañana desde hace casi 80 años. Me senté en un banco de madera frente a su fogón y amasé tortillas dentro de una vivienda con techo de palma de huano (Sabal yapa). Rompí los huevos que pusieron sus gallinas y los coloqué dentro de las tortillas, antes de regresarlas al comal. Platicamos de todo y nada, ella en maya peninsular o yucateco y yo, en español. De acuerdo con mi interprete, habló sobre la vida aunque a mí me pareció que describía los misterios que aún guarda el universo.
Maní es hermoso. Aquí los franciscanos fundaron en 1549 el convento de San Miguel Arcángel, donde Diego de Landa realizó, en 1562, el Auto de Fe de Maní, quemando imágenes, objetos rituales y códices que contenían la sabiduría del pueblo maya. Maní es el lugar donde todo pasó y el auto de fe marcó la historia de México, también nos dio identidad. Nuestro patrimonio tangible e intangible sigue vivo gracias a la cocina tradicional, el arte popular y nuestros proyectos de conservación; el turismo juega un papel muy importante, dijo Sandra Pasos, gestora cultural de Fomento Cultural Banamex, entidad encargada de la restauración del convento que, con estas acciones, quiere revitalizar al Pueblo Mágico.
Luego comí Poc chuc en El Principe Tutul-Xiu donde, se dice, crearon este platillo. También visité un meliponario en el que Florinda Balam Tzab me recibió con una ceremonia para agradecer al corazón del cielo y de la Tierra por bendecirnos con las señoras abejas. Antes de comprar esta miel considerada sagrada, vi a la abeja reina mientras aparecía un arcoíris en el horizonte; lo interpreté como un convenio para mantener viva la sabiduría maya con la elección de Maní para ser el destino de mis vacaciones.