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Cocina y conventos en Yucatán
La visita al museo más importante de México es obligatoria para propios extranjeros pues no existe otro recinto que reúna tal cantidad de tesoros prehispánicos ni que te muestre algo distinto cada vez que lo visites.
Adoro ser turista en mi ciudad; hospedarme en una colonia distinta y descubrirla. Polanco ocupa los terrenos de la hacienda de San Juan de los Morales, ahí donde Hernán Cortés sembró moreras (Morus alba) para cultivar gusano de seda (Bombyx mori). El cerro del chapulín, a orillas del lago de Texcoco, es un sitio sagrado, coronado por un castillo del siglo XVIII e inmortalizado por los Niños Héroes. México es puente entre el norte y el sur, encuentro entre Asia y Europa. Hemos atestiguado visitas sutiles y choque de civilizaciones. Nos nutrimos de genéticas, historias y productos.
El Museo Nacional de Antropología sintetiza las manifestaciones sociales y culturales de los 32 estados y los 1.97 millones de kilómetros cuadrados de su territorio. He visitado sus 22 salas y recorrido sus 45 mil metros cuadrados, guiado por el azar y la curiosidad. También profundicé en su infinita riqueza con la ayuda de mi ilustre abuela, Graciela Romandía (q.e.p.d.) ,y la de Carlos Mackinlay, eruditos de este recinto que me hace viajar por el tiempo y el espacio. Es maravilloso explorar este edificio austero de sobrias líneas y espacios nobles, al honrar los vestigios de su pasado, México tiene la convicción de que honra en sí propio, y enaltece en lo universal el prestigio de lo presente, y la gloria de su futuro, dijera Jaime Torres Bodet en su discurso inaugural, el 17 de septiembre de 1967.
Mi visita culminó en el hotel Presidente Intercontinental Ciudad de México, donde el maestro sommelier Pedro Poncelis conformó la mejor cava de vinos de América Latina, con 2,500 etiquetas en carta y 20 mil en inventario. Ahí, la chef Josefina López celebra la diversidad y riqueza del territorio nacional en los platillos que sirve en el restaurante Chapulín. Lo mejor de todo es que, luego del postre y los aperitivos, lo único que debes hacer es subir a tu habitación y saborear nuevamente lo vivido.