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Cocina y conventos en Yucatán
Gracias a los murales de Cacaxtla muchos descubrimos una pasión por las artes y la historia y las convertimos en parte de nuestra identidad. En sus alrededores hay, además, haciendas transformadas en «pueblos medievales» y santuarios de luciérnagas.
Viajar con la familia es salir de la rutina y disfrutar un contacto más pleno y sincero; es compartir alegrías, estimular la curiosidad y descubrir parte de tu identidad. En mi vida hay un antes y un después y el parteaguas es la zona arqueológica de Cacaxtla, al sureste de Tlaxcala. Significa lugar de cacaxtlis, los canastos que empleaban los comerciantes del valle ubicado entre los volcanes Iztaccíhuatl y La Malinche. En ellos transportaban dalias (o atlcotlixochitl), guajolotes, cacao y maíz que se siembra en la región desde hace miles de años. Estos productos, oficios y algunos utensilios fueron inmortalizados hace siglos en coloridas pinturas murales, manifestación del sincretismo en estilos, colores y técnicas de las culturas maya y teotihuacana. Cacaxtla es la oportunidad de conocer nuestro origen; nuestro país es mestizo y la parte europea no puede entenderse sin la indígena, comentó orgullosa Yajaira Gómez, arqueóloga responsable del sitio, con quien visité la zona descubierta en 1975.
Las pinturas muestran figuras y escenas de la vida cotidiana y sus conflictos. Hay comerciantes con sus cacaxtlis, guerreros y sacerdotes con atributos humanos y animales como el jaguar, pájaros, ranas y mazorcas con rostros. Creemos que hubo una escuela de pintores, que trabajaron alumnos y maestros en un mismo mural, pues hemos identificado varios trazos. Tan solo en el Mural de la batalla, con 48 figuras humanas, sabemos que hubo de 12 a 16 pintores.
Imagina la sorpresa del campesino que descubrió los murales del Templo de Venus, los del Templo Rojo, luego de casi mil años abandonados y escondidos bajo tierra. El museo merece una visita pues tiene una colección de cráneos con deformaciones que permiten percibir los valores estéticos y modas de la época, hay agujas de hueso, puntas de flecha, cuchillos, navajas de obsidiana, así como los 11 señores de Cacaxtla, esculturas magistrales en barro.