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Cocina y conventos en Yucatán
La familia no sólo se define por las personas con quienes compartes lazos de sangre o un mismo techo. Es un compromiso de amor y respeto que se fortalece al compartir experiencias de vida y superando retos juntos, como ascender a la cima del Tepozteco.
Tepoztlán, a 80 kilómetros de la CDMX y a 32 de Cuernavaca, es de mis destinos familiares favoritos pues me recuerda lo increíble que es México por sus celebraciones, el color, el ambiente, el sabor de sus mercados, las bellezas naturales y su arquitectura histórica, así como por la vida y obra de maestros del arte popular, como don Ángel Rendón, que en paz descanse. ¿Qué seríamos sin nuestras tradiciones?, me cuestionó el maestro cerero cuando lo visité en su taller y presencié la creación de esas piezas de cera escamada, empleadas en eventos religiosos. Nos perderíamos, creo, respondió con una sonrisa entrañable. Hoy su familia mantiene vivo su legado.
A Tepoz muchos venimos desde niños, inspirados por el poeta y museólogo Carlos Pellicer, quien le descubrió, propiciando su desarrollo como destino turístico cultural. En el hotel Posada del Tepozteco se reunía Carlos con Diego Rivera, Dolores del Río, Tamayo y Rulfo, me explicó Alejandro Camarena cuando comíamos en la terraza con vistas a la Parroquia de Nuestra Señora de la Natividad y de la cordillera, incluyendo el mítico Cerro del Tepozteco. El camino a la cima recuerda el ascenso realizado por los sacerdotes a través de los cielos del universo mesoamericano hasta llegar al sitio en donde todo procede. Fue un privilegio caminar disfrutando del silencio y de las conversaciones, animándonos a superar el cansancio y a poner atención a los descubrimientos del otro, tanto personales como en el paisaje. La zona arqueológica del Tepozteco se eleva casi 600 metros sobre el valle de Tepoztlán y resguarda un templo del período Posclásico. Para culminar la experiencia visitamos el barrio de Tierra Blanca, probamos los tlacoyos a la leña de doña Mine, o tlalcoyos, como les dicen en Tepoz, acompañados de un delicioso pulque, la vista y nuestros recuerdos.