2.5
Cocina y conventos en Yucatán

Las Barrancas del Cobre son más grandes y profundas que el Gran Cañón. En este sistema de siete barrancas habitan desde tiempo inmemorial los rarámuri, un pueblo de pies ligeros y espíritu generoso con el que puedes compartir su cultura y sus caminatas.
La razón de ser de los rarámuri es correr. No es moda, es una forma de vida. Rarámuri significa el de los pies ligeros» o «corredores a pie. Al llamarlos tarahumaras omitimos lo que da sentido a su existencia. Aunque así se llama la sierra donde viven, su vida no se limita a ella. Hay más de 400 calderas volcánicas en la región y más de 200 cañones, seis más profundos que el Gran Cañón de Colorado, explicó César, mi guía, mientras remábamos en el lago Arareco rumbo a casa de Josefina Villalobos para desayunar. César tiene 30 años guiando en las barrancas, es amigo de amigos que en la cultura rarámuri significa un intermediario para quienes desean practicar kórima, el arte de compartir. Se comparte la danza, la poesía y el silencio, la comida y la plática, como en casa de doña Josefina. Después de la proeza de María Lorena Ramírez, quien ganó una carrera de 50 kilómetros en huaraches, yo quería practicar kórima corriendo. César me llevó con Horacio Estrada, el conejo. Lleva 14 años compitiendo. Su carrera más larga fue de 120 kilómetros en 12 horas y 15 minutos. Pero el tiempo que más le enorgullece es el del Ultramaratón Caballo blanco, que se realiza el primer domingo de marzo. Corrió 80 kilómetros en menos de siete horas, en huaraches. Los rarámuri caminamos mucho, para ir a la escuela hacía tres horas de ida y tres de vuelta, me explicó Horacio mientras yo examinaba las cintas atadas al tobillo y la suela de llanta de camión en sus akaka. Antes de comenzar a trotar Horacio inclinó ligeramente la cabeza, hay que pedir permiso a la naturaleza, si no te puedes perder. Corrimos por placer. Una vida o un instante después nos detuvimos a beber agua de un manantial, me dijo, con su profunda sonrisa, esto es kórima.