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Cocina y conventos en Yucatán
El camino entre San Sebastian Bernal y Jalpan de Serra ofrece una síntesis de la diversidad natural que existe en Querétaro aunado a que concentra la mayor sostenibilidad turística del país. Es corta y muy enriquecedora, fácil y segura.
Se habla del turismo rural como una oportunidad para desarrollar comunidades indígenas y proteger áreas naturales; pero en México, la oferta es limitada e inconsistente. Somos seres construidos por recuerdos y las historias que nos han heredado. Por ello, explorar los 130 kilómetros de curvas entre San Sebastián Bernal y Jalpan de Serra me resulta esencial. Ambos son Pueblos Mágicos, cuentan con buenos servicios, así como iconos geográficos y monumentos históricos.
Esta región en la Sierra Madre Oriental tiene varios microambientes cuyas altitudes varían de los 300 a los 3,100 m. s. n. m.; en otras palabras, pasas de zonas semidesérticas a la selva tropical y luego al bosque de niebla, en un lugar de 380 mil hectáreas en la parte norte de Querétaro, llamado reserva de la biósfera Sierra Gorda, donde habitan comunidades otomíes, pame y tének con activistas y viajeros.
Hay otros motivos para recorrerla: la primera son las cinco misiones franciscanas fundadas por fray Junípero Serra entre 1750 y 1760, reconocidas como patrimonio de la humanidad por la Unesco. De estilo barroco popular novohispano, Jalpan, Landa, Tilaco, Tancoyol y Concá son comunidades en las que se manifiesta la fusión entre dos culturas antagónicas con un resultado bellísimo.
La segunda es experimentar el exitoso laboratorio para el turismo rural que echó a andar Martha Isabel Ruiz Corso, activista ambiental que dirige el Grupo Ecológico Sierra Gorda, una red de microempresarios locales que operan sus propios ecoalbergues, restaurantes, fondas, guías y talleres de artesanos con estándares de calidad y responsabilidad. Roberto, hijo de Martha Isabel, afirma: sin la parte económica, la conservación es puro rollo. Tiene razón, el turismo rural puede ser una herramienta para el desarrollo y la conservación solo si está bien manejado por las comunidades locales con productos para grupos pequeños y con servicios de calidad. Sólo así podrá ser parte integral de nuestras vacaciones.