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Cocina y conventos en Yucatán
Yucatán es cuna de magníficos artesanos que aprovechan los materiales de su entorno para crear piezas sublimes como las tallas en madera de Gabriel Pérez Casanova y la joyería de Esteban Abán Montejo.
Despertar al amanecer y caminar por las calles de Izamal es una experiencia que disfruto enormemente. En la tradición maya, se cuenta que la fundó el hijo de Hunab Ku, el corazón del cielo, y que en los cerros cubiertos de maleza se esconden más de 140 templos y palacios. Luego vino la Conquista y con sus piedras se construyeron edificios como el convento de San Antonio de Padua, levantado en el siglo XVI; es majestuoso pues posee muros que se asemejan a una fortaleza y el atrio más grande de América.
No es gratuito que ostente el título de Pueblo Mágico. Sus casas están pintadas de amarillo y sus calles empedradas suenan alegremente bajo los cascos de los caballos tirando de las calesas. Vive al margen del turismo masivo y es un placer mirar a los niños caminando hacia la escuela o a las vecinas cosiendo sus huipiles con destreza.
Me atrapó el aroma de la cochinita pibil. Desayuné seis tacos y un agua de chaya antes de visitar los talleres de los grandes maestros del arte popular. Primero fui al de don Gabriel Pérez, dedicado a la talla de madera desde hace más de 20 años. Fue un privilegio verlo en trance creativo, explorando un pedazo de cedro y revelando su obra con la ayuda de una coa. Después visité a don Esteban Abán Montejo. Déjame decirte, con todo mi corazón, la alegría que me da que nos visites, dijo en maya al mostrarme el motivo por el que ha recibido tantos reconocimientos durante más de 50 años: una joyería exquisita, elaborada a partir de la espina del henequén y del coco de aceite, conocido como cocoyol, que pule delicadamente de modo que se asemejan a bastones de coral, en el caso de las primeras, o a canicas de obsidiana, con los segundos. Que se alegre tu corazón, porque en el momento en que decidas regresar con nosotros, llegas a tu casa, me despidió. Más que un destino turístico, Izamal es un placer que muestra cómo vivir con orgullo y dignidad.