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Cocina y conventos en Yucatán
Son dos los tipos de muñecas artesanales que elaboran las comunidades indígenas del municipio queretano de Amealco: Lele y Dönxu. Sus orígenes son conozcamos sus nombres.
Siempre quise saber la historia de las mujeres otomíes o ñañhú que venden muñecas de tela, de trenzas decoradas con listones de colores, en las casetas de cobro o en los semáforos de la CDMX. Con sus hijos dormidos en sus rebozos a la espalda, como si fueran capullos, ofrecen su mercancía. Realizan una larga travesía desde sus comunidades, sorteando el racismo, el clima, el machismo y las complicaciones del idioma. Esta es la historia de muchas y también la de Josefina Pascual Cayetano, leyenda del arte popular en Amealco y símbolo nacional de fortaleza y dignidad. Comencé haciendo ropa para las mujeres de mi comunidad antes de aprender a hacer muñecas. En nuestra lengua, dönxu significa ‘muñeca’; eran nuestro juguete de niñas, me explicó en su taller en San Ildefonso Tultepec. Las hay de todos tamaños y colores, vestidas de gala, casuales, con sombreros y hasta velos de novia. Es una tradición que debemos conservar, afirmó doña Josefina.
Visité también Santiago Mezquititlán, cuna de la muñeca Lele que, a diferencia de su prima Dönxu, lleva una diadema con lazos y trenzas. Hay 600 talleres y producen tres millones de muñecas al año. Fui a la cooperativa Döntxu. Me recibieron con una ofrenda de incienso, cantos y frutos en honor a los elementos. En tiempos de sequía pedimos a Dios que llueva, luego lo ofrendamos para agradecerle por la cosecha. Somos cinco mujeres haciendo muñecas Lele y resguardando la sabiduría de nuestra medicinal herbolaria tradicional, explicó Silvia Pascual. Después visité el Pueblo Mágico de Amealco de Bonfil, donde bebí el sublime pulque que sirve doña Teresa Obregón en la centenaria Pulquería Don Federico y visité el Museo de la Muñeca.
Resguardamos 500 muñecas artesanales de distintas épocas, técnicas y orígenes, pero para nosotros, Lele y Dönxu son el corazón de la comunidad, gracias a ellas nos conocen en todo el mundo, comentó don David Romero.