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Cocina y conventos en Yucatán
Juana Bravo viajó a Francia para mostrar al mundo la cultura viva que existe en los platillos que aprendió a preparar de niña. Desde entonces, nuestra cocina tradicional es patrimonio intangible de la humanidad por la Unesco.
En nuestro país, la hora de la comida suele ser el momento más importante del día. Es la oportunidad de convivir con la familia y los amigos, de honrar el legado de nuestros antepasados y heredarlo a nuestros hijos. En Angahuan, comunidad michoacana en la meseta purépecha donde nació Juanita, no es la excepción. El pueblo está a 40 kilómetros de Uruapan y a tres horas de Morelia, muy cerca de las ruinas que dejó el volcán Paricutín. Es una comunidad habitada sobre todo por mujeres, ya que los hombres se van al norte a probar suerte. Se distingue por sus rebozos hechos con la compleja técnica del telar de cintura y, sobre todo, por la cocina tradicional de Juana Bravo.
Hace poco aprendió a hablar español y quedó viuda muy joven, con cinco hijos que mantuvo con esfuerzo y dedicación. Hoy tiene nueve nietos y una de sus hijas le ayuda en la cocina y en el telar. Es reconocida como una de las más grandes cocineras del mundo y guisar con ella fue un sueño hecho realidad. El comal es como una extremidad más de Juanita, lo mismo que el metate, conocido como iauari, en purépecha. Cuando viajo por el mundo la gente se sorprende de los pocos ingredientes que uso y de que no lleva grasas ni aceite, dijo mientras daba forma perfecta a sus gorditas y yo hacía un desastre que la hizo reír. Juanita usa el maíz que cultiva en su tierra, heredada de su padre, y consigue sus ingredientes localmente. Comimos gorditas y atápakua con puerco –es un mole –, pozole verde y su original churipo: caldo de res con chile rojo y verduras acompañado de sus corundas o tamales de cinco picos; cada pico representa un momento distinto en la vida espiritual: el bautizo, la primera comunión, la confirmación, el matrimonio y la muerte. Llegamos al postre y probé la más deliciosa calabaza en tacha. Es un honor y un placer conocer a Juana Bravo, patrimonio de la cocina tradicional y orgullo para todos los mexicanos.