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Cocina y conventos en Yucatán
Es una oportunidad para que los adultos se diviertan y maravillen con la misma ingenuidad y curiosidad de un niño y para los niños, una invitación a experimentar el gusto por la exploración, descubrimiento en familia.
Escuché sobre el Museo del Desierto en Saltillo cuando su mascota, el dinosaurio Braulio, se hizo viral en redes sociales durante la pandemia mostrando sus pabellones a través de musicales y videos cortos. Para algunos era conocida la aportación del museo a la paleontología mundial y al turismo nacional desde 1999. A otros, Braulio les presentó el museo.
Al visitarlo descubrí que es un recinto vivo, donde es evidente la pasión y conocimiento de sus involucrados por fomentar una cultura de regeneración ecológica y social a través de la investigación, divulgación y el turismo. Me emocioné desde que un dinosaurio me recibió en la entrada. Mi imaginación y el espíritu de aventura dominaron a la razón dándome la oportunidad de disfrutar con ingenuidad y curiosidad el aprendizaje de algo nuevo sobre la vida.
Este museo es una colaboración pública y privada desde hace más de 20 años donde se enaltece la herencia paleontológica de Coahuila y lo mejor, se comparte. También es un espacio para reflexionar sobre nuestra relación con el desierto, viajar al origen de la vida y obtener una visión del futuro posible a través de su colección de fósiles, plantas e incluso animales rescatados de la extinción. El biólogo Arturo González quien, además de dirigir el museo, es uno de los más reconocidos paleontólogos subacuáticos del mundo, comentó a través de la divulgación y el entretenimiento apoyamos la formación de futuros paleontólogos y exploradores. Héctor Rivera, jefe del departamento de paleontología, y descubridor de varios dinosaurios (incluso ha nombrado tres, uno en honor de Arturo), me explicó tenemos una gran responsabilidad porque con nuestra vida diaria afectamos a las demás especies y hay que salvaguardarlas.