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Cocina y conventos en Yucatán
En Hermosillo, comer es un milagro que vale la pena celebrar no solo por la calidad de sus ingredientes sino por la creatividad de sus pobladores para inventar platillos en un árido territorio.
Viajar evidencia que estamos a merced de la vida. Podemos planear y cargar una maleta llena de expectativas; sin embargo, siempre existen caminos insospechados que escapan a nuestra voluntad.
A Hermosillo le dicen la ciudad del sol y me quedó claro porqué. También me dijeron que es sede de los Naranjeros, el equipo de beisbol que debe su nombre a los cítricos del centro histórico, aunque hoy son un recuerdo, como las anécdotas del jesuita Eusebio Chini Lucci, el Padre Kino, cuya estatua domina el atrio de la catedral frente a la plaza Zaragoza y su quiosco florentino. El misionero cabalgó por el desierto durante 24 años fundando misiones y trabajando con la tribu seri, o comca’ac. Villa de Seris es un barrio en Hermosillo y es el lugar donde se originó un postre maravilloso: las coyotas. Doña Catalina Ochoa es hija de doña María, a quien le atribuyen su creación en 1925. Me siento orgullosa de mi madre y de nosotras, que seguimos la tradición, comentó amasando harina, manteca, azúcar y agua. La receta es española. Mi mamá la aprendió de doña Agustina de Araiza, explicó mientras las rellenábamos de piloncillo o panela, antes de meterlas en el horno con leña de mezquite. Compré una tonelada.
En compañía de Nora Hernández, creadora de Evano Sandboard, me dirigí a bahía de Kino. Queríamos comer mariscos y cruzar a la isla Tiburón, reducto de la sabiduría comca’ac. Cargamos gasolina y compramos burritos de machaca. Llevábamos tablas para sand board así que nos desviamos hasta las dunas de San Nicolás. Con Nora hablé sobre el creciente interés por esta disciplina. Nos deslizamos por las montañas de arena y cuando quisimos partir, la camioneta se atascó. No había señal y el sol caía a plomo. No probé los mariscos ni visité a los comca’ac, pero comer burritos y coyotas a la sombra de los saguaros con vista al mar, hasta que nos rescataron, ha sido de lo mejor que ha pasado en la vida. Unas por otras.