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Cocina y conventos en Yucatán
Es un reto comer insectos por primera vez, pero en Mëztli, un restaurante de cocina de autor en Tlaxcala de Xicoténcatl, los han llevado a otro nivel. Si la experiencia la acompañas con una cata de pulque tras visitar el corazón histórico, descubrirás los valores ancestrales de este pueblo milenario.
La historia es ingrata con Tlaxcala, por ello fui a su capital, para superar los estigmas de la traición y el aburrimiento y transformarlos en cariño, respeto y admiración. Es el estado más pequeño del país y no por ello menos rico en historia o en diversidad biocultural. En el Palacio de Gobierno descubrí la historia local a través de los frescos del artista Desiderio Hernández y visité el conjunto conventual franciscano y catedralicio de Nuestra Señora de la Asunción, uno de los primeros templos católicos en América, donde se realizó la primera obra de teatro en náhuatl y es patrimonio de la humanidad por la Unesco pues se le considera extensión de los monasterios erigidos en las laderas del volcán Popocatépetl en el siglo XVI.
En la plaza Xicoténcatl está el restaurante Mëztli Terraza Verde, donde me esperaba Armando Vázquez. Mëztli significa luna y la honramos por su relación con los alimentos. El sitio es muy popular por sus vistas, su servicio y por su platillo estrella: una pizza decorada con insectos. Se cocina en un horno de piedra volcánica y barro de las faldas de nuestra montaña, la Malinche, dijo dándome un pulque en jícara, recipiente artesanal elaborado con el fruto del árbol Crescentia cujete. Al beberlo sentí la presencia de Matlalcueye, diosa del agua viva. Aprendí a realizar un alacrán, ofreciendo a la tierra el resto que queda en el fondo constatando su calidad y resultó ideal para maridar con la pizza que, al salir del horno, decoraron con chapulines de milpa (Sphenarium purpurascens), gusanos chinicuiles (Comadia redtenbacheri), larvas de polillas o cuetlas (Arsenura armida), chinches de monte de la familia Pentatomidae llamadas jumiles y, por supuesto, un alacrán. «El pulque y los insectos tienen un alto contenido nutricional, son un complemento fundamental de nuestra dieta desde la época prehispánica», explicó Armando. Solo espero la oportunidad para volver con toda mi familia.